Crónicas, Relatos y Expectativas de una Docente Yungayina en Norteamérica
Recién egresada de la universidad me dirigí esperanzada y llena de sueños a buscar un lugar donde me dieran una oportunidad para poner en práctica todos mis conocimientos alcanzados en la universidad. Toque varias puertas recorrí varios pueblos cercanos a Chillán, hasta que di con Yungay, entre en las oficinas del DAEM y deje mis documentos, la verdad ya un poco desilusionada y cansada.
Días más tarde recibí una llamada inesperada del DAEM de la comuna de Yungay, me dieron una noticia que me lleno de alegría, tenía una entrevista de trabajo urgente, fui sin pensarlo y al día siguiente estaba trabajando en Ranchillos, un lugar alejado de mi realidad, en el que aprendí muchas cosas, me encontré con personas increíbles, con profesores de calidad que realmente entienden las necesidades de sus alumnos, las entienden y las valoran de manera sincera. Me hicieron parte del grupo docente y estuvieron abiertos a las ideas nuevas de esta novata que llegaba solo con la teoría, y aun así me escucharon y me apoyaron.
Pasaron los meses y me encariñaba con el ambiente, con mis niños quienes me enseñaron que las cosas simples de la vida son las que más valen y te hacen crecer, pero inesperadamente llego un ofrecimiento que me hizo replantearme algunas cosas sobre lo que necesitaba lograr como profesional. Un ofrecimiento desde el otro lado del mundo (Estados Unidos) llego sin siquiera buscarlo, y la vida puso todas las piezas en orden para que aceptara y volara desde acá.
Llevo 11 meses y seguramente muchos creen que me he olvidado de Ranchillos con el deslumbrante movimiento de este cosmopolita país, pero no es así, cada cosa que conozco, cada nuevo lugar, cada nueva cultura me hace apreciar haber compartido con personas tan genuinas y verdaderas como las que conocí cerca de casa. El trabajo es mucho, y la verdad he aprendido cosas nuevas, son experiencias que espero me ayuden a ponerlas en práctica en mi país. La información recopilada y el trabajar con niños de una cultura e idioma totalmente opuesto al mío es realmente un desafío, ya que ellos no hablan español.
Ahora les puedo decir con toda seguridad que los niños son iguales en todas partes del mundo, que su amor es verdadero, que sus descubrimientos del mundo que los rodea son igual de inocentes y que nos sorprenden con su ingenuidad y ternura. Espero mi experiencia pueda servir para motivar a los profesionales de la educación de nuestra comuna, y que a mi regreso pueda compartir con Uds. mi experiencia, y recoger la vuestra.
Constanza Gutiérrez / Educadora de Párvulos